VIAJE A CABO NORTE

PRÓLOGO

Esta crónica, como en los casos de la sección de Crónicas de un viajero, estará relatada por su protagonista, claro, que me irá pasando un resumen diario de acaecimientos para que yo «se lo pase a limpio» y así él no tenga que perder el tiempo (sobre todo de descanso) redactando, corrigiendo y buscando fotos para que los vagos que nos quedamos en casa tirados en el sofá como vacas, podamos seguir sus andanzas cómodamente instalados frente a nuestra cerveza.

Sin embargo, este prólogo lo escribo por iniciativa propia para dar una idea de los días previos a la salida, que han tenido su intríngulis, por supuesto.

Y es que la primera misión de Javier era hacerse de una moto que cumpliera las condiciones para él necesarias para llevar a cabo semejante viaje, porque la suya es una GSXR 750 que no parece la más apropiada para tal empresa. Más aún si tenemos en cuenta que terciado el trayecto de ida, se incorporará su artillera y eso condiciona todavía más el abanico de posibilidades.

El caso es que por unas cosas o por otras, no pudo hacerse de una moto hasta poco más de un mes antes del comienzo del viaje: una BMW F800ST que cubría sus necesidades dentro del ajustado presupuesto que tenía. Y la estrenó unos días después, en el XII Encuentro Nacional Barlovento que tuvo lugar en Guisando, no muy lejos de su localidad de residencia, pero aún así a los kilómetros suficientes para comprobar el estado de la moto, que resultó satisfactorio a falta de retocar algunas cosas, como la pantalla, por ejemplo, totalmente opaca y en mal estado, añadirle guardamanos como protección, cambiar el tensor de la cadena de distribución, neumáticos y algunas cosas más.

Javier es un tío metódico y exhaustivo y así lo ha demostrado con la moto. Sin embargo, la preparación del viaje ha sido todo lo contrario ya que lo mantiene muy abierto y no por dejadez, sino porque quieren disfrutar el viaje sin restricciones de tiempos para llegada al hotel de turno, etc. De hecho, sólo tiene reservados alojamientos en Copenhague y en Oslo porque Ana, su artillera, vuela a la capital danesa el día 06 y se van a Oslo en barco al día siguiente a conocerlo. En consecuencia, el trayecto desde su casa hasta Copenhague lo tiene que cubrir en tres días para llegar el 05 a tiempo y será por aburrovía y parando lo justo a través de Francia, Bélgica y Alemania. Todo lo demás está prácticamente sin preparar, aunque la idea básica es salir de Oslo el día 10 y recorrer los fiordos hasta Cabo Norte haciendo algo de turismo e incluso pasando en barco a las islas Lofoten a ver si ven ballenas y luego regresar por Finlandia y Suecia parando en las capitales de ambos países. No hay básicamente nada más y en este vídeo nos lo explica Javier:

Pero volviendo a la moto, así estaba el 24 de junio:

Y así el 29:

Para, finalmente, quedar lista el día 02 unas horas antes de la partida:

DÍA 1

03 DE JULIO DE 2.022

VELADA (ESPAÑA)-POITIERS (FRANCIA)

Tenía previsto salir entre las 0600 y las 0800, pero la salida real termina siendo a 0930 a causa de un imprescindible cambio en el equipaje que le obliga a rehacer las tres maletas.

Y finalmente… ¡en marcha hacia cabo Norte!

Y tras unas 11 horas y 1.092 kilómetros después…

Buenas noches. Voy a contaros mi primera etapa del viaje a Cabo Norte. He salido a las 0930 de la mañana aunque me había levantado a las 0610. Un imprevisto de última hora respecto al equipaje nos ha obligado a deshacer maletas y rehacerlas y volver a buscar hueco para meter algo muy importante que son los forros térmicos de la chaqueta y del pantalón. Eso, sumado a preparar la moto, colgar las maletas y desayunar etcétera, ha hecho que la salida se dilatara más de lo previsto. Aproximadamente sobre las doce del mediodía estaba tomando un piscolabis aprovechando el primer repostaje. Ha sido en el primer pueblo de la provincia de Segovia pasando el puerto de Somosierra. A partir de ahí, el calor ha ido in crescendo durante varias horas de la jornada. La provincia de Burgos, principalmente, se ha convertido en un verdadero horno microondas con temperaturas de entre 33º y 37º, que con la ropa de cordura se han hecho bastante pesadas. Una vez pasado el límite de la provincia de Burgos con el país Vasco, la climatología ha cambiado radicalmente y rodar con la moto se ha convertido en una gozada, ya que la temperatura máxima que he tenido ha sido de 25º. Incluso he llegado a pasar algo de frío debido a un fuerte viento racheado y una incipiente lluvia. La siguiente parada técnica ha sido una vez pasado Vitoria para realizar un repostaje. Ahí he aprovechado para avituallarme, refrescarme y descansar. La fina lluvia del norte me ha acompañado durante unos minutos y finalmente, en Irún he parado a hacer el último repostaje y a tomar un café alrededor de las cuatro y media de la tarde, lo que se ha traducido en una parada a escasos 100 kilómetros del lugar del último repostaje, pero no quería abandonar España sin llenar el depósito de gasolina de la moto y sin despedirme tomándome un cafelito. A partir de aquí, la querida BMW y yo hemos entrado en territorio gabacho.

Esto se ha convertido en un parar de manera constante peaje tras peaje. Debo reconocer que las autopistas francesas son una delicia a pesar de ser muy aburridas, pero el grado de seguridad y de comodidad que ofrecen no tiene precio. el único pero que se le puede encontrar es el tener que parar muchísimas veces para ir pagando los sucesivos peajes lo cual ralentiza mucho el viaje en moto ya que, en mi caso concreto, cada vez que tengo que parar me tengo que quitar los guantes, levantarme el casco, abrirme la chaqueta, sacar la cartera, la tarjeta o dinero efectivo, etcétera, etcétera, etcétera. Una vez pasada Bayona, el viaje ha discurrido de manera más fluida ya que los peajes estaban más distanciados. A partir de ahí el camino hacia Burdeos se ha hecho más entretenido porque la temperatura ha subido un poquito y porque he recibido varias llamadas de teléfono que me han mantenido distraído un buen rato. El único problema que he encontrado de Tráfico ha sido en los aledaños de Burdeos, donde se ha dejado notar que era domingo por la tarde y que mucha gente confluía hacia esta ciudad volviendo de pasar el fin de semana fuera (bajo mi entender, claro). El atasco se ha generado a unos 35 km de Burdeos, lo cual me ha hecho disminuir notoriamente la velocidad media que llevaba. De rodar entre 130 y 140 kilómetros por hora he pasado a dar entre 80 y 100 kilómetros por hora, lo cual ha hecho que a partir de ahí el viaje se me hiciera un poquito pesado, pues ya llevaba muchos kilómetros a la espalda. Análogo comentario merece la circunvalación de Burdeos, con tráfico muy denso, muchas entradas y salidas y tener que estar pendiente de las indicaciones de la carretera. Una vez superado el obstáculo de Burdeos, merienda campestre en la zona de Saintes para echar carbón a la caldera.

Quiero dejar claro que he subido hasta Poitiers teniendo la intención inicial de llegar a Tours, porque ya se me hacía muy tarde para llegar a este último lugar no obstante, la etapa de hoy la he cerrado con mil noventa y dos kilómetros a mis espaldas desde Velada.

La llegada al hotel ha sido alrededor de las 2230 de la noche, que es una hora muy tardía para los franceses. El hotel lo he elegido totalmente a la aventura con un margen de un par de horas antes de llegar, consultando Google Maps y sin hacer reserva por internet. También quiero matizar que no he usado el navegador del móvil para nada, con la sola excepción de dos consultas para ver los mapas de carretera. A partir de ahí he seguido mi sentido de la orientación y las indicaciones de los números de la carretera que va a París desde la frontera con España, con lo cual llegar hasta aquí ha sido bastante sencillo. Mañana tengo intención de madrugar un poquito más y salir antes de lo que ha salido hoy de Velada. La intención inicial es cubrir la etapa hasta Hannover que está aproximadamente a unos 1.180 kilómetros de Poitiers. Obviamente, esta idea está abierta a los imprevistos de la carretera y al cansancio acumulado que tengo. Espero poder cubrirla sin problemas, pero si me encuentro muy cansado, obviamente pararé antes, con Colonia como posible alternativa.

Y no. No son 092, 7 km lo que marca el parcial, sino 1.092,7 km. No está mal para la primera jornada…

DÍA 2

04 DE JULIO DE 2.022

POITIERS (FRANCIA)-HANNOVER (ALEMANIA)

Para compensar la dura jornada del día anterior, la de hoy «sólo» tiene previstos 1.180 km. Casi nada.

Buenos días. Son las 1230. Hemos tenido un retraso en la salida del día de hoy porque la presión de los neumáticos estaba anormalmente baja y no sé si es porque cuando me cambiaron los neumáticos no la pusieron correctamente, o porque han perdido aire por la válvula. Tendré que revisarlo. Eso me ha demorado por lo menos 20 o 30 minutos cuando he parado a desayunar. Por otro lado, al hacer unas maniobras para atajar a la zona de revisión de presión de neumáticos he pasado entre unos bolardos un poco justo y una de las maletas me ha golpeado de refilón en uno de ellos. Eso ha provocado que la maleta haya golpeado uno de los intermitentes y éste se haya desprendido tal y como se ven las fotos. Con un poquito de maña y de cinta aislante y súper glue 3 ya está otra vez anclado de nuevo aunque tiene un poquito de holgura.

Bueno, coma lo importante es que aguante lo más posible, que yo espero que sí, ya cuando vuelva a España valoraré si tengo que cambiarlo o no.

Y hasta aquí el parte de novedades. Vamos a seguir ruta.

Malas noticias: el golpe que me he dado con la maleta de refilón contra el bolardo me ha rajado la carcasa de la maleta y eso es lo que ha golpeado al intermitente porque estaba viendo que tenía mucha holgura y le ha rajado considerablemente.

Veremos a ver si aguanta el viaje así porque tiene una rotura considerable.

Después de una ardua jornada por anodinas autopistas francesas y belgas, llega el merecido descanso en territorios germanos para tomar un plato típico, como es una buena salchicha eso sí, desafortunadamente sin tener una buena cerveza.

La jornada hasta este momento, ha transcurrido sin ningún tipo de incidencias salvo la comentada anteriormente de la maleta. En cada parada para repostar la he revisado y a priori no ha presentado más holgura ni la rotura se ha hecho mayor. Por lo tanto, en ese sentido he viajado un poco más tranquilo.

Circunvalar París ha sido una verdadera odisea y debo reconocer que unos cuarenta o cincuenta kilómetros antes puse el navegador del móvil de Google Maps, porque en otro caso no habría sido capaz de encontrar el camino adecuado.

No tengo palabras para describir el caos circulatorio que sufre esa ciudad a diario. Es simplemente monstruoso para una persona que no esté habituada a él. Por densidad de tráfico en primera instancia, por volumen de ramales de acceso, circunvalaciones, rondas diversas, etcétera, esa ciudad se hace un verdadero infierno circulando con la moto para una persona que no resida allí. Como conclusión, debo apuntar que si en el futuro tengo que intentar pasar otra vez por esa zona, valoraré seriamente alguna ruta alternativa aunque eso implique hacer más kilómetros.

Una vez dejado atrás el caos circulatorio de esa ciudad, el camino restante hacia el noreste estuvo marcado por muchas obras en la carretera así como por un volumen de tráfico de camiones muy elevado. Durante aproximadamente 50 o 60 kilómetros el ramal de autopista que utilicé es el mismo que sube al paso de Calais y por tanto es una carretera muy transitada.

Una vez desviado hacia el ramal que subía a Bruselas, dejé atrás la pesadilla camionera, pero empezó una nueva pesadilla: las preciosas y maravillosas obras en las autopistas belgas.

Menos mal que Bélgica es un país relativamente pequeño y en menos de tres horas lo había atravesado (teniendo en cuenta los atascos que he sufrido por culpa de los tramos en obras).

Finalmente entramos en tierras germanas y ahí la situación cambia radicalmente a mejor por dos aspectos: primero por la exención de límites de velocidad (aunque esto tiene también mucho de mito) y segundo porque ya se vislumbraba poco a poco el final de esta segunda etapa. Por ello, al realizar el penúltimo repostaje, me permití darme ese pequeño homenaje descansando y deleitándome con una salchicha que me supo como si me tomase un chuletón de buey.

Esta parada técnica fue realizada en los aledaños de Colonia a unos 300 km de mi destino final en Hannover. Aquí es donde estuve valorando dónde parar para pasar la noche. Encontré un hotel que me pareció muy interesante y barato en la zona aledaña al aeropuerto de Hannover y decidí ir a él. Google Maps me marcaba un tiempo estimado de ruta de unas tres horas que por supuesto fue algo menos debido al placer de poder rodar por unas autopistas en las que en algunos tramos no hay límite de velocidad.

Después de un pequeño repostaje a mitad de camino hacia el hotel, llegué aproximadamente a las 1120 de la noche al citado lugar. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme el hotel cerrado a cal y canto con un cartel en alemán que no entendía en absoluto, pero que me dio a entender perfectamente que la recepción habría de seis de la mañana a 22 horas. Por tanto, me quedé con tres palmos de narices en la puerta del hotel pensando si esta noche me tocaría dormir debajo de unos cartones en lugar de en una cama.

Finalmente, y usando al gran santo Google, encontré un hotel a escasos 600 metros, eso sí, a un precio mayor del doble que el hotel inicial. Como lo que prima al final a esas horas intempestivas es descansar después de una jornada de más de 1000 km, os aseguro que el precio pasa a un segundo plano.

Y así, queridos amigos, después de redescubrir partes de mi cuerpo en las que no sabía que existían las agujetas ni el dolor, finaliza la segunda etapa de este viaje en la que he acabado realizando aproximadamente unos 1100 km. El resumen global a origen del viaje es que la subida hasta el norte de Alemania en dos días desde Velada es una auténtica paliza física no apta para aquellos que no dispongan de una resistencia física y mental adecuada a las circunstancias.

Aunque como versa el dicho, sarna con gusto no pica, ¿verdad?

DÍA 3

05 DE JULIO DE 2.022

HANNOVER (ALEMANIA)-COPENHAGUE (DINAMARCA)

Iniciamos la tercera jornada… ¡con más cansancio que vergüenza!

He verificado si se puede desmontar el mecanismo de la cerradura de la maleta (por si tuviese que sustituirla por otra, llegado el caso). No parece difícil, pero me faltan medios para poder hacerlo con la solvencia necesaria y evitar EN PLENO VIAJE romper accidentalmente algo más y perder la posibilidad de llevar el equipaje recogido.

Ahora por la mañana voy a acercarme a un taller de coches que hay cerca del hotel para preguntar si hacen reparaciones de carrocería, concretamente de plásticos. La recepcionista tuvo la amabilidad de indicarme que había allí un taller cerca del hotel. En el caso de que no hiciesen este tipo de reparaciones, puede ser que me indiquen algún otro sitio donde me lo pudieran hacer. 

Quiero valorar seriamente el reparar la maleta sin encaja en plazo forma y precio. Es la mejor manera de continuar el viaje tranquilamente a pesar de que la maleta está aguantando muy bien el tipo, lo que demuestra que es bastante robusta.

La etapa de hoy hasta Copenhague es de unos 670km aproximadamente, así que eso me da margen para invertir tiempo en investigar esta idea, que siempre será más barata de hacer aquí en Alemania que en Dinamarca o en Noruega (países mucho más caros para todo).

La opción que valoré en el transcurso del camino hablando con Pachi de comprar una maleta de segunda mano ha quedado descartada, porque no tengo manera de contactar con el vendedor que, paradójicamente, vive muy cerca de Hannover.

Se me ha olvidado comentarlo en la crónica del día de ayer, y es que Pachi tuvo la amabilidad de indagarme en Internet alguna maleta de segunda mano que me pillase en esta zona entre Alemania Dinamarca en el transcurso del camino. Como he comentado, esta opción ha sido descartada por el motivo anterior. Desafortunadamente, no hay demasiadas maletas de BMW como la que yo utilizo en esta zona en venta de segunda mano así que la opción de intentar arreglar la maleta quizás sea la más inteligente.

Nota del escriba: Tras hablar por teléfono con Javier sobre la posibilidad de sustituir o reparar esa maleta, estuve brujuleando por la red en busca de una de segunda mano y tras mucho escarbar, encontré un juego de maletas iguales a las que lleva él en la moto en la localidad de Algermissen ¡a 25 kilómetros de Hannover! Sin embargo, como ha escrito Javier, le fue imposible contactar con el vendedor incluso estando registrado en ebay, mucho más a mí que ni siquiera lo estoy. Es una pena y sorprende un poco que una empresa de tal magnitud no tenga un sistema (con todas las seguridades que correspondan) para que un posible comprador se ponga en contacto con un vendedor en un plazo de tiempo reducido.

En el supuesto de que la reparación no sea viable por tiempo y por precio, hablaré hoy sin falta con Ana para valorar si me traigo unas alforjas semirrígidas que son las que he utilizado toda la vida para viajar con las motos deportivas que he tenido. El inconveniente de esta segunda opción viene porque las alforjas siempre son más pequeñas que unas maletas normales.

Así que vamos a ver que me dicen en el taller en un rato y os mantengo informados.

¡¡El día se presenta interesante!!

Así que sin más dilación, ¡nos ponemos en marcha ya!

A ver si con esta quincalla soy capaz de arreglar esto, Aunque necesitaría que me hiciesen taladros en la maleta para los tornillos.

Nota del escriba: Los vídeos no se cargan por ser demasiado pesados. Lo volveré a intentar más tarde si soy capaz de reducirlos. Aquí corresponden dos en los que muestra el material que ha adquirido para solucionar el asunto de la maleta.

Solucionado. Nuestro mago particular PepeFJR me los ha arreglado y han subido en un pis pas. ¡Gracias!

Mitad del problema resuelto. Ahora queda la otra mitad ¡Dios proveerá! Ya os iré informando.

Sobran las palabras.. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Otra pequeña curiosidad del viaje:

Luego he tenido un pequeño percance saliendo de Hannover para la autopista.

He golpeado accidentalmente a una señora en el parachoques trasero cambiándome de carril. Está visto que no controlo bien el ancho de las maletas y que a partir de ahora tendré que tomar mucho margen de seguridad. Ya está dado el parte telefónicamente a mi compañía de seguros para que todo vaya rodado. Una experiencia desagradable, la verdad, aunque afortunadamente, a nadie le ha pasado nada. En fin, vamos a ver si empezamos ya la ruta de una vez, pero desde luego las dichosas maletas me están trayendo malas experiencias…

Última parada en Alemania antes de cruzar la frontera de Dinamarca, a unos 55km queda.

Me ha llovido formato chorrazo pasado Hamburgo, y amenaza con seguirme la nube. Sigo trecho antes de que vuelva a llover en condiciones.

Daré más novedades avanzado el camino.

Post-Data: una botella de 1,5 litros de agua mineral… ¡¡3,99 +,025 del envase!! Y eso que aún no estoy en tierras vikingas…

Primera parada y repostaje en atracolandia… ¡¡Digo en Dinamarca!!

¡Mirad, mirad!…  El aseo de la gasolinera… Bueno, la imagen lo dice todo por si sola. Conozco cuadras con hedores menos vomitivos…

¡En fin! Vamos a seguir hasta el hotel, que aún me quedan unos 178 kilómetros según Google Maps. Al igual que el primer día, voy sin navegador, o, como dirían en tierras castellanas, al fin y al cabo es «tirar to tieso p’arriba y luego retorcer a la derecha». No es complicado llegar a Copenhague, la verdad. Luego más y mejor (espero).

Post-Data: en la gasolinera ME HE VUELTO A GOLPEAR CON UNA MALETA AL MANIOBRAR CONTRA UN CONTENEDOR METALICO DE GARRAFAS… ¡Menos mal que iba arrastrando la moto con los pies a motor parado!

Bueno, después de una intensa jornada no exenta de sorpresas ya por fin alrededor de las 2215 de la noche he llegado a al hotel en el centro de Copenhague. Como he comentado anteriormente, me ha llovido bastante al salir de Hamburgo  y una vez he llegado a la frontera de Alemania con Dinamarca, pensaba que la lluvia la dejaba atrás y en mi cabeza he visualizado unas nubes que no tenían los papeles en regla para entrar en Dinamarca. Cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que estas dichosas nubes me han debido de adelantar por la derecha sin darme cuenta, porque el camino hasta Copenhague ha estado marcado con lluvias intermitentes e incluso ráfagas de fuertes vientos.

Para mi sorpresa, había bastante tráfico de camiones todos ellos con matrícula danesa alguno con matrícula noruega o sueca, pero la inmensa mayoría daneses. También, cruzando la frontera he encontrado un control de policía danesa en toda regla, lo cual me ha hecho entender que a pesar de no existir fronteras en los países de la Unión Europea, Dinamarca sí mantiene un control fronterizo.

Los paisajes encontrados a lo largo del país hasta llegar a Copenhague han sido de lo más variopintos: grandes praderas con gigantescos campos de cultivo, en su mayoría cereales; pequeñas granjas y casitas sacadas de cuentos y de historias para niños, un paisaje muy curioso la verdad. Cuando he cruzado los dos enormes puentes que separan las islas mayores de la península continental me he quedado maravillado. No hay palabras para describir tan hermosos paisajes, pasando literalmente por puentes por encima del mar entre grandes islas que son enormes porciones de tierra. Y para muestra un botón: Copenhague se encuentra aproximadamente a unos ciento diez kilómetros de distancia del primer puente que comunica una isla con la otra; como muchos de vosotros sabréis Copenhague se encuentra al este de esta isla y frente a la costa de Malmö ciudad que pertenece a Suecia.

Por lo poco que he visto al venir con la moto, el paisaje urbano de Copenhague es de lo más variopinto. Mezcla grandes diseños vanguardistas con edificaciones de época y de corte muy clásico. Además, los diversos canales que atraviesan la ciudad le dan un sabor único, como puede pasar con otras ciudades europeas como Ámsterdam por ejemplo.

La etapa de hoy se ha cubierto con un total de 619km desde Hannover hasta Copenhague, una distancia ridícula si la comparamos con las etapas anteriores. La lectura final del marcador evidencia que entre las tres jornadas he realizado un total de 2.833km desde Velada hasta Copenhague, lo cual es una distancia IMPORTANTE. ¡Casi 1.000km al día de media!

La lectura final es la siguiente:

¿Se puede hacer? -> si

¿Volvería a hacerlo igual? -> no

Quizá sería más recomendable invertir al menos un día más para cubrir una distancia tan grande. Una buena lectura para futuros viajes que puedan ser tan largos. Mañana viene Ana a Copenhague en avión, así que iré a recogerla con la moto. ¡De menuda se ha librado! Ha sido la decisión más inteligente que hemos podido tomar. Para ella hubiese sido mortal pegarse semejante paliza en moto sin tener hábito. El día de mañana, por tanto, será de relax aquí en Copenhague, y los siguientes también. Entre navegación y estancia en Oslo me vendrá bien descansar y reponerme para retomar ruta de cara al domingo día 10 de julio. No todo iba a ser hacer kilómetros como un loco por autopistas, ¿verdad?

Y ahora toca el merecido descanso del guerrero, así que buenas noches a todos y mañana será otro día.

Post-Data: aún queda el asunto de la maleta derecha. Para mi sorpresa, ha aguantado todo el trayecto sin dar ningún problema. La grieta tampoco ha progresado, cosa que me ha tranquilizado bastante. A ver cómo se da la posible reparación.

¡¡Buenas noches!!

DÍA 4

06 DE JULIO DE 2.022

COPENHAGUE (DINAMARCA)

¡Recuperando por Copenhague la sensación perdida de ANDAR! Curiosamente estoy en el Rosenborg Slot. Hay un desfile militar de época, o bien están rindiendo honores al estilo de la guardia real británica.

Ya se van. He llegado cuando acababan …  ¡Una pena!


Aquí guardan las joyas de la corona. Tiene unos jardines preciosos y no necesitan sistemas de riego porque todo se mantiene con el clima que domina por estas latitudes. Por cierto, se han debido dejar la ventana abierta porque correo un aire… ¡Y eso que es verano aquí!

Algún militar danés con buen gusto… 

Algunas fotos paseando por Copenhague… ¡Redescubriendo mis piernas para andar!

Copenhague es una ciudad muy cómoda para andar, como casi todas las ciudades que son llanas y mucha gente se mueve en bicicleta. En ese sentido, me ha recordado mucho a Amsterdam. Además, los canales también le dan un sabor especial a los paseos. Y me hubiera gustado estar algún día más aquí, pero las circunstancias se han planteado así por disponibilidad de sitio y precios del barco a Oslo

Antes de ir al aeropuerto, al salir del parking junto al hotel, he tenido problemas. Me han tenido retenido por un rato hasta que han verificado la matrícula de la moto. Presuntamente tenía registrada la entrada, pero no tenían constancia de haber pagado.

Cosas que pasan con matrículas extranjeras y cuando la cámara que escanea las mismas lo hace de frente y no desde la parte trasera de los vehículos. La consecuencia: he llegado una hora tarde al aeropuerto para recoger a la pobre Ana (significar que Ana no sabe hablar inglés, que se ve sola en un aeropuerto extranjero y sin saber qué hacer y a dónde ir), por lo que he tenido unas palabras con el personal del hotel, ya que si pago por un servicio es para evitar problemas, no para que me los creen. La culpa realmente es de la empresa que gestiona el aparcamiento, pero yo lo he contratado a través del hotel, luego desde ahí tenían que resolverme el problema. Me ha sentado francamente mal. Ha sido una situación muy incómoda para ambos.

Pero una vez recogida la pasajera..

…nos hemos venido a pasear Copenhague para olvidar la situación anterior, aunque antes ¡¡la sorpresa que me ha traído Ana!! 

Para muestra de la belleza de la ciudad, véanse las fotos y vídeos siguientes…

Y finalmente, paseo por los canales, muelles y zonas peatonales del castillo de la ciudadela, llamado «Kastellet» (¿¿Con ese nombre puede que tenga orígenes catalanes??)

La ciudad bien merece ser paseada por todos sus rincones. Da igual que sea por parques, barrios residenciales, los canales, sus grandes plazas, etcétera. En ningún aspecto defrauda al visitante.

DÍA 5

07 DE JULIO DE 2.022

COPENHAGUE (DINAMARCA)-OSLO (NORUEGA)

¡Buenos días a todos en mi quinta jornada y primera de Ana!

Después de hacer encaje de bolillos para poder recolocar todo el equipaje, hemos bajado a operarnos un desayuno de los que marcan época. Vamos a aprovechar nuestro día saliente en Copenhague para dar un paseo y ver la ciudad cristiana que creo que en danés se dice Christian o algo así (los nombres aquí son impronunciables). A las doce más o menos dejaremos la habitación, subiremos todos los bultos a la moto y partiremos al puerto de Copenhague.

Nota del escriba: Javier se refiere a la Ciudad libre de Christiania, un experimento hippie que salió adelante en su día debido a la permisividad de las autoridades danesas y que se ha convertido en una atracción turística a pesar de su fracaso social.

A las quince horas parte el barco hacia Oslo, pero tenemos que estar al menos con una hora y media de antelación. Solo esperamos que el viaje no sea muy movido porque con todo lo que hemos comido en el desayuno las consecuencias pueden ser nefastas… ¡¡Ja ja ja ja ja ja ja ja ja!!

Posdata: tengo más sueño que una cesta de gatitos al lado de una estufa… ¡¡Ja ja ja ja ja ja ja ja!!

Por cierto, se supone que [en Christiania] está prohibido sacar fotos, pero bueno ya veremos a ver si vale la pena sacar alguna foto y si se puede de manera furtiva, aunque no se puede garantizar nada

Cristianlandia (o como se traduzca ese nombre) nos ha decepcionado de una manera impresionante. Sencillamente se trata de una colonia de okupas totalmente anárquica en la que no impera ni ley ni orden alguno. Hay personal en las calles directamente vendiendo droga y algunos transeúntes parecen directamente zombis sacados del vídeo de Thriller de Michael Jackson.. Suciedad, pintadas por las fachadas, escombros en los edificios…  nada que destacar realmente de ese barrio por lo menos a nosotros no nos ha gustado, aunque al que le guste ese tipo de ambientes alternativos pues bueno, para gustos los colores. Posteriormente hemos retornado al hotel paseando por zonas más bonitas y agradables de Copenhague. Al fin y al cabo, a las doce como hora límite teníamos que devolver la tarjeta de la habitación y recoger nuestras cosas y para mi sorpresa hoy no he tenido problemas al sacar la motocicleta del aparcamiento, lo cual me demuestra que estas situaciones siempre van a depender de la persona con quien tengas que tratarlas. En ese sentido un 10 por el operario que se ha prestado amablemente a escucharme, entender la situación y abrirme la barrera.

Aquí se aprecia una muestra gráfica de cómo hemos ubicado los bultos en la moto para trasladarnos hasta el puerto , que obviamente, no será la configuración definitiva pues viajar con tantos bultos y colocados de esa manera puede entrañar un riesgo.

Una vez realizado el último repostaje en Dinamarca, próximo al puerto, nos hemos dirigido a la terminal de la empresa de FDS para proceder al embarque.

En el siguiente vídeo podéis apreciar la magnitud del barco que nos trasladará a Oslo.

El embarque ha sido satisfactorio. La moto ha quedado muy bien sujeta y con el asiento protegido con un forro polar grueso para evitar que se dañe el tapizado.

Pearl of Seaways. Así se llama el barco en el que viajaremos. Es tan impresionante como caro. ¡Cobran absolutamente por todo! Aquí nadie regala nada a nadie…

Supongo que unos lobos de mar como sois la mayoría de vosotros, estáis más que acostumbrados a ver barcos de estas dimensiones. Yo tengo que reconocer que nunca he embarcado en un barco tan grande, siendo la primera vez para Ana y para mí.

La despedida del puerto de Copenhague desde la popa del barco…

Nota del escriba: A la hora de editar esta crónica para añadir las andanzas de esta pareja, no he recibido aún nada sobre el paso a Oslo. Tened en cuenta que el trayecto es de unas 19 horas, por lo que ahora deben estar, más o menos, atracando en la capital noruega y tienen que desembarcar la moto, controles, traslado y arranchado en el hotel, etc. ¡Y todo esto si no se han mareado!.

DÍA 6

08 DE JULIO DE 2.022

OSLO (NORUEGA)

Buenos días. Desembarcados en Oslo sin novedad. La travesía ha sido una malva y hemos aprovechado para hacer una cura de sueño porque estábamos muy cansados, especialmente yo. Nos dirigimos al centro de la ciudad a la oficina de turismo para informarnos y cambiar divisa. Comenzamos la mañana. Más novedades a lo largo de la jornada.

En el barco no teníamos cobertura de red móvil ni de llamadas. El único servicio que se podía utilizar lo prestaba la naviera y como presuntamente se movía por aguas fuera de la jurisdicción de algunos de los países, pues las tarifas son prohibitivas.

Por algún motivo que desconocemos, a Ana en cuestión de menos de cinco minutos la compañía O2 le ha facturado más de sesenta euros por el uso de una red de datos vinculada al barco. A priori, ella tenía la itinerancia del móvil activada, sin embargo la compañía la ha advertido de este gasto totalmente fuera de tarifa. Ambos nos hemos quedado muy perplejos por esta desafortunada situación y bastante disgustados porque realmente no ha usado el móvil absolutamente para nada. Así que la lección está bien aprendida: cada vez que se viaja en barco o el móvil se apaga o se deja en modo avión. Paradójicamente todo esto que comento solamente le ha pasado a ella. A priori, yo no tengo constancia de haberme visto en la misma situación. Veremos a ver cuando retornemos a España y me llegue la factura de móvil si no me llevo la misma sorpresa. Así que andaos con mucho ojo cuando viajéis entre países y los barcos se alejen de las aguas jurisdiccionales porque os podéis llevar sorpresas muy desagradables y sobre todo muy caras.

En cualquier caso ¡¡arrancamos nuestra aventura en Noruega!!

Vista del palacio de la ópera y el puerto de Oslo

La playita junto al puerto.

Y la gente bañándose. Hace un calor de narices. De fondo todo el fiordo de Oslo… 

Una vez llegados al alojamiento para registrarnos y dejar la moto y todos los bultos, hemos aprovechado para tomar un refrigerio.

Se trata de un albergue a unos 40 minutos andando del centro de Oslo (o sea, del puerto). Este aspecto sería «el negativo». Por otro lado, estamos rodeados de unas praderas verdes inmensas, canchas deportivas y un campus universitario con un hospital incluido. Así que la tranquilidad del alojamiento, junto con su precio, serían los puntos positivos. Por nuestra forma de ser, de movernos y de viajar, a nosotros nos ha compensado.

En un ratito bajaremos al centro de Oslo. Alquilaremos unas bicicletas a través de una app para el móvil (creo que se facturan por minutos de uso). Todo al estilo de otras grandes ciudades europeas (París, Berlín, Madrid, Sevilla, Valencia, Villagarcía de Arosa, Guisando, Las Chafarinas, etc.)

Vehículo ideal para moverse por Oslo. Unos 7€ las 24h. Todo un acierto respecto al transporte público o a un parking, que siempre serán más caros.

Foto emblemática con el tigre de Oslo, frente a la Estación Central, icono arquitectónico de la ciudad.

Las fotos con un palacio en la lontananza son desde Karl Johan’s Gate, la vía peatonal que vertebra el centro de Oslo. Va desde la estación central hasta el Palacio Real de Noruega. Finalmente, una foto del parlamento noruego, que la verdad es que no dice demasiado… 

Hoy hemos disfrutado de una jornada estupenda paseando el centro de Oslo. La climatología nos ha acompañado durante todo el día. Incluso ha hecho bastante calor para la latitud en la que estamos.

los jardines del Palacio real de Noruega son una preciosidad. El movernos por la ciudad con bicicletas de alquiler ha sido todo un acierto porque nos ha permitido optimizar enormemente la jornada de hoy, ya que hemos disminuido el tiempo de desplazamiento entre determinados lugares de la ciudad.

Visita obligada es el famoso Vigelandsparken. En este parque encontramos grandes obras escultóricas. Todas ellas son impresionantes. La plasticidad de las formas humanas que representan está patente en todas ellas. Nos ha encantado , no solo por sus estatuas obeliscos y monumentos, sino por los grandes jardines, enormes superficies de césped, frondosas arboledas y lagos artificiales intercalados.

Posteriormente, hemos vuelto en bicicleta hasta el alojamiento. Al ser cuesta arriba hemos tardado más en volver que cuando hemos bajado inicialmente a la ciudad. Así que después de una intensa y bonita jornada en Oslo nos toca tomarnos algo para cenar y pegarnos una buena ducha para reponer posteriormente fuerzas de cara al día de mañana.

Oslo es una ciudad que enamora (siempre que el clima acompañe, claro). Es una ciudad fácil de recorrer, con distancias relativamente cortas y muy cómoda para el turista. Además, el estilo de vida que tienen los noruegos denota que no les falta calidad en este sentido.

La quietud, la calma y las buenas maneras son sellos de identidad generales entre esta gente. En ese sentido, no tenemos ninguna objeción sino todo lo contrario. En general, toda la gente con la que hemos interaccionado nos ha tratado estupendamente. Eso sí, aquí el no hablar inglés puede suponer un verdadero problema en determinadas circunstancias.

Mañana toca la última jornada en Oslo y entre hoy y mañana, tendremos que perfilar los siguientes dos o tres días de ruta para ver dónde hacemos noche y cómo gestionamos las diversas excursiones que tenemos en mente.. esperemos que podamos llevar a cabo los ambiciosos planes que nos hemos propuesto. Por hoy buenas noches y hasta mañana.

Ahora vienen algunas fotos del parque… 

Dice la leyenda que si le das la mano al niño enfadado entonces significa que volverás a visitar Oslo… ¡¡Así que en ello nos hemos empleado a fondo Ana y yo!!

DÍA 7

09 DE JULIO DE 2.022

OSLO (NORUEGA)

 ¡Buenos días de nuevo! Amanecemos en nuestro segundo día en Oslo.

Nos vamos a ir a ver la pista de salto de esquí de Oslo. Se llama Holmenkollen, facilísimo de pronunciar. Ahí celebran la copa mundial nórdica de salto de esquí. Tiene un salto de 97 metros de largo y 52 de ancho… ¡¡Casi nada!! Posteriormente queremos ir a ver el cambio de guardia del palacio real y dar un paseo por parte del centro de la ciudad. Luego colgaremos algunas fotos.

¡¡Arrancamos la jornada!!

Además, hoy es el cumpleaños de Ana, así que… ¡!que mejor forma de celebrarlo que visitar Oslo!

Pista de salto de esquí de Holmenkollen. Simplemente impresionante. Tienen una caída al vacío de bastantes metros…

Yo soy más de jugar en el playground del McDonalds… Piscina de bolas, guerra de globos, etc.

Hemos asistido al cambio de guardia en el palacio real de Noruega. Muy sobrio, pero muy bonito. Eso sí, nada que ver con el de Londres o con el de Madrid.

Espectacular el ayuntamiento de Oslo. En él se celebra la ceremonia de entrega de los Premios Nobel.

Y mención especial requiere el medio de transporte usado en Oslo..

Bueno después de una larga y bonita jornada en la ciudad de Oslo cerramos este bonito capítulo en el que además hemos celebrado el cumpleaños de Ana de una manera muy especial así que con este colofón de texto queda concluido el día 9 de Julio un abrazo a todos.

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4 opiniones en “VIAJE A CABO NORTE”

  1. Javier eres un crack. Pero de los buenos, ten cuidado y disfrutad del viaje,pues aquella zona es muy bonita,ale buenas noches y a descansar

  2. Acabo de ver este enlace de Seven en el GMB y me da una rabia de no poder leerlo día a día pero por motivos laborales estuve muy desconectado.
    Pero me he resarcido y me he papado toda la crónica en un sólo día.
    Que envidia Ariete, gracias por tu crónica. Lo que me he reído con la estiva de las maletas cuando llegó tu esposa al aeropuerto, totalmente aerodinamicas jajajajja
    Muchas gracias
    Blade

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